domingo, 18 de enero de 2009

Conflictos

Los humanos somos muy egoistas. En ocasiones actuamos sin pensar en los demás, y no solemos pararnos a pensar en la ética de nuestros actos. Hasta que alguien nos responde, y cuanto más agresiva sea esa respuesta, más nos dará que pensar.
Agresivo no tiene que ver con la violencia física. Es más bien dejar muy claro el desagrado con los actos del otro. Y, tristemente, lo que mejor funciona es crear un estado emocional negativo en esa persona. Si se asocia el malestar propio con el malestar ajeno, es más fácil que en otras ocasiones uno se lo piense antes de tratar mal a otros. Por supuesto, lo ideal sería reflexionar siempre sobre nuestros actos y así procurar no generar conflictos. Pero no siempre lo hacemos.
Por eso cuando se genere uno, deberíamos dejar de lado el egoismo y quitarnos la venda que nos impide ver que tú también puedes haber tenido la culpa. Reconociendo nuestros errores será más fácil evitarlos en el futuro. Y así nos evitaremos pasar malos tragos y hacérselos pasar a los demás.

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