viernes, 27 de febrero de 2009

La barrera (y sus cosas)

Pesa un quintal. Es jodido de cojones levantarla. Cuando no hay más remedio que hacerlo, se levanta (aunque sea a medias, jeje) y se pasa. Pero cuando no es obligatorio... Depende de las verdaderas ganas que tengas.
Me refiero a la barrera que separa el pensamiento de la acción. A veces va ligerita, pero a veces resulta muy pesada. Esa barrera... Todos los días comienzan levantando esa barrera: te tienes que levantar, tienes que salir al mundo. Tu camita no te va a aportar nada nuevo. Pero, mmm... gratificante sensación intrauterina... Con lo calentito que se está ahí dentro... ¿por qué salir?
Claro, al final te levantas, sólo faltaría. Pero otras cosas no van así.
Me he dado cuenta incluso de que el hecho de pensar "bueno, algo he hecho" ya me alivia. Como si tuviera que pintar una pared y, cogiendo un rotulador carioca y haciendo una rayita, ya pudiera sentirme satisfecho. Increible, pero cierto. Y luego te sorprendes de que dejes las cosas a medias. Con ese espíritu, ya me dirás tu a mí (yo, a mí mismo?? oh Dios, ya estoy hablando sólo otra vez... mejor dejarlo por hoy, que creo que ya está bastante clarito lo que quería decir...)

dejar las cosas a medias...

Por un momento te lo has creído. Has comenzado algo, y con mucha ilusión. Esta vez sí, esto lo voy a acabar bien. O por lo menos, lo voy a acabar.
Y entonces llega ese instante en que te das cuenta de que eso también lo vas a dejar a medias.

Me cuesta mantener la motivación en mis proyectos. Y eso cuando los empiezo. Tal vez por eso me dedico a hacer payasadas de 10 segundos en vez de ponerme de una vez a componer una sonata. Porque, aunque comience una, no la voy a terminar.
Es una putada. Parece pesimismo. Parece que no me esfuerzo, que tiro la toalla antes de empezar, o que la tiro en el primer asalto. Tal vez lo sea. Pero es que estar luchando 14 asaltos para acabar rindiéndote de todos modos... Y, al fin y al cabo, la improvisación te permite hacer la música del momento. Aunque una buena sonata... no se puede improvisar.

A veces "me doy asco a mí mismo", lo reconozco. Y me pregunto. Me pregunto si merece la pena el esfuerzo. Y cada día obtengo una respuesta...

Es muy triste reconocerlo, pero más triste sería ignorarlo. Y es que me temo que necesito de una obligación externa para completar lo que comienzo. Ay....

sábado, 7 de febrero de 2009

Cosquillas

¿Cuál es el posible significado evolutivo de las cosquillas?
Hay muchas teorías al respecto: que sirven para reforzar lazos de unión entre familiares, que son un modo de estimular la lucha sin que nadie salga herido... Se sabe que no son exclusivas del ser humano, otros muchos mamíferos las tienen, aunque sólo a los primates pueden llegar a producirnos risa. Éstas últimas son las llamadas "cosquillas fuertes", mientras que las otras son "cosquillas suaves".
Y, ¿qué son estas cosquillas suaves? Una reacción de rechazo hacia un estímulo táctil muy focalizado y superficial. Como un hormigueo. Como si un insecto (que podría picarte y producirte malestar, o una reacción alérgica) estuviera recorriendo tu piel. Tal vez ése sea el origen, librarte de una picadura. ¿Quién sabe?

Atención

Atiende: es muy importante controlar tu atención.
Te permite disfrutar más de las cosas, encontrar algo nuevo en lo conocido, aprovechar mejor tu tiempo. Y es algo que puedes aplicar en toda tu vida. A veces cuesta, pero podemos ayudarnos a conseguir esa concentración.
Un ejemplo práctico: cierra la puerta, apaga la luz y escucha un disco de buena música. Cierra los ojos si quieres, cuantas menos cosas te puedan distraer, mejor. Si puedes, sitúate entre los dos altavoces para apreciar el estéreo. Y escucha. Escucha con atención.